El reto al que se enfrentan los expertos en formación reside en estructurar el aprendizaje social sin impedir que se sigan compartiendo conocimientos de forma orgánica y natural, que es lo que en definitiva subyace a la energía y la participación que a menudo le falta a la formación corporativa.
El aprendizaje social ya existe a nuestro alrededor. Llevamos años siguiendo el ejemplo de compañeros más experimentados, resolviendo dificultades y problemas mientras nos tomamos un café o cuando salimos de trabajar.
De acuerdo con la teoría del Aprendizaje Social, desarrollada por Albert Bandura en la década de 1970, esta forma de aprender se produce en base a la observación y la imitación que los individuos realizamos de las acciones y conductas de otras personas a las que tomamos como modelos. Este comportamiento, luego, se ve reforzado o debilitado en base a las recompensas y castigos obtenidas de parte del entorno.
El proceso de 5 pasos de la Teoría de Aprendizaje Social (TAS)
1) Atención
Para imitar una acción, debe captar nuestra atención. Durante una lección vemos muchas cosas y nuestras mentes olvidarán todo lo que no consideran “importante”. La gamificación, el video y las interacciones en redes sociales son todos esfuerzos para captar la atención de un alumno y mantenerla.
Bandura sugiere que los contextos sociales ayudan a al alumno a prestar atención y concentrarse. Al grupo estar enfocado, es más probable que el individuo lo esté.
2) Mentalizar
No solo se trata de observar, sino de prestar atención a lo que se está visionando para que se fomente el aprendizaje, y se despierte el interés del individuo. La importancia de retener, y de memorizar será un paso que influya mucho en el hecho de que se imite ese comportamiento en el futuro.
3) Retención
Mediante el aprendizaje social las personas pueden comenzar a hablar sobre un tema en particular y relacionarlo con sus experiencias personales. Al compartirlo con otras personas, estas se conectan con las vivencias. Es desde allí donde se logra que lo aprendido sea memorable al fusionar el contexto y la conexión emocional del participante.
Si las comunidades de aprendizaje se gestionan de forma efectiva, las personas participarán más; lo que conllevará la retención de la información.
4) Reproducción
En este punto, además de la puesta en marcha de la conducta, la persona debe ser capaz de reproducir simbólicamente el comportamiento. Por ejemplo, por mucho que un niño vea a su tenista preferido jugar, no quiere decir que vaya a golpear la pelota igual que él, primero tiene que tener la capacidad motora para realizar esos movimientos. Se integrará el tipo de movimiento y la acción, pero esto requiere de repetición para realizar la conducta correctamente.
Además, debe haber una capacidad cognitiva para poder poner en marcha todos los mecanismos de recuperación simbólica. O sea, que el niño necesita obligatoriamente haber llegado a este nivel de desarrollo cognitivo.
5) Motivación
La reproducción del comportamiento / tarea no sería posible sin la voluntad de hacerlo. La motivación podría considerarse uno de los principios más importantes de la teoría del aprendizaje social; todo el resto se basa en ella. Aquí, tanto la reafirmación como la invalidación juegan un papel fundamental. Si el observador no ve un resultado favorable del comportamiento al que está prestando atención, no estará motivado para imitarlo.
Si te interesa conocer más sobre esto, te recomendamos revisar El curso de Innovación educativa, el cual ayudará a que los alumnos realicen una reflexión sobre los actuales procesos de enseñanza-aprendizaje para una adquisición y posterior aplicación de las técnicas más actuales, teniendo en cuenta las variables que pueden influir en el desarrollo de la acción formativa; el cerebro, su plasticidad, la felicidad, las motivaciones y sentimientos.
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