El origen del mindfulness es el Budismo. El término “Mindfulness” deriva originalmente del Pali, el lenguaje de la psicología budista.
Mindfulness ha sido traducida al español en diferentes formas, todas compuestas a falta de una palabra que dé con el significado original. Las traducciones más comunes son Atención Plena, Plena Conciencia, Presencia Mental y Presencia Plena/Conciencia Abierta entre otras.
Las personas tenemos la tendencia de identificarnos con nuestros pensamientos, sentimientos y emociones y, el mindfulness es todo lo contrario, es la desactivación cognitiva.
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Beneficios del Mindfulness
Existen diferentes modelos que explican cómo actúa el mindfulness en nuestra mente, pero el más aceptado sería esta relación entre el mecanismo de acción, la enseñanza que desarrolla y las áreas del cerebro asociadas.
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Incrementa la atención. A través de la atención a la respiración o al cuerpo. (Córtex cingulado anterior)
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Aumenta la consciencia corporal. Trabajando la focalización en las experiencias y sensaciones corporales. (Ínsula e intersección temporo-parietal)
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Regula las emociones. Aprender a no juzgar, a aceptar la realidad y a trabajar la no reactividad. (Córtex prefrontal dorsal y ventro-medial, amígdala e hipocampo)
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Previene el envejecimiento: Se ha demostrado que nuestros pensamientos y emociones, especialmente los pensamientos estresantes que implican una rumiación obsesiva en el pasado o una preocupación desmesurada por el futuro, parecen influir en nuestras células y telómeros y en el ritmo de nuestro envejecimiento.
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Evita el estrés: La meditación y el mindfulness pueden ayudar a regular los niveles de cortisol, una hormona que se libera en respuesta al estrés. A pesar de que el cortisol es necesario para hacer frente a situaciones donde nos sentimos retados, si generamos demasiado o aumenta en situaciones en las que realmente no lo necesitamos, el exceso de cortisol provoca efectos secundarios contraproducentes: limita nuestro sistema inmunológico, incrementa la presión arterial, nos agotamos antes.
Consejos al practicar el mindfulness
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Aprende a practicar mindfulness en el lugar más adecuado para cada momento. Esta disciplina no está sujeta a entornos naturales ni parajes aislados. De hecho, puedes desarrollar los ejercicios en cualquier lugar en el que te encuentres a gusto: la oficina, el salón de tu casa o un mirador frente a una inspiradora montaña. Lo importante es ser capaz de elegir un lugar que te sirva de estimulación.
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Escoge un momento del día tranquilo. Por las mañanas al despertar, la pausa para comer o cuando llegas a casa de trabajar. ¡Es importante que tu estado de ánimo sea positivo y relajado!
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Adopta una postura corporal correcta. Para ello, siéntate con la espalda recta para liberar las tensiones musculares.
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Utiliza ropa cómoda para facilitar los ejercicios de mindfulness. También puedes usar una esterilla o directamente sentarte en el suelo.
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Mantén una respiración controlada. Parte de la meditación tiene que ver con tu respiración. Trata de respirar lo más profundo posible, sintiendo cómo el oxígeno llena completamente tus pulmones. Tu respiración debe ser calmada y acompañar mentalmente aquello en lo que te estás concentrando.
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