En el mundo empresarial no podemos considerar la contabilidad y fiscalidad como dos especialidades diferenciadas. La consideración de ambos campos como elementos no relacionados puede inducirnos a error fácilmente. Y esto en el mundo real, puede provocar grandes errores a nivel de negocio.
La presentación de declaraciones y el pago de impuestos es una de las tareas fundamentales dentro de cualquier negocio. Sobre todo porque cualquier empresa o autónomo está obligado al pago de una serie de impuestos. Obligaciones que, por otra parte, son periódicas e inamovibles y de cuyo control dependerá en buena medida el éxito o no del negocio.
La presencia de la contabilidad y la fiscalidad en la organización van correlacionadas. Podemos observar como en las sociedades el mero hecho de llevar a cabo la actividad principal, hacen que surgan diferentes obligaciones. Si analizamos por ejemplo, en el aspecto contable a la organización deberá reflejar las operaciones de compra- venta llevadas a cabo a través de la contabilidad obligatoria. Y a partir de la misma, obtener la información necesaria para presentar la liquidación del IVA. Así que a través de este simple ejemplo podemos comprobar que en su existencia, la contabilidad necesita a la fiscalidad y a la viceversa.
La utilización de las contabilidad, y en concreto de los libros contables es fundamental para llevar un control efectivo de las operaciones de la empresa. En ellos se registrarán todas las operaciones llevadas a cabo en el periodo económico. De la información que reflejemos en la contabilidad podremos extraer los datos necesarios para llevar algunas prácticas fiscales.
Importancia de la Fiscalidad Empresarial
Una contabilidad fiscal ordenada permitirá mostrar una imagen fiel del patrimonio de la empresa, su situación financiera y los resultados de la misma. Además, será la base fundamental de la tributación empresarial. de ahí la importancia que tiene para cualquier negocio el elegir un buen asesor fiscal, laboral y contable.
El éxito o el fracaso de una empresa puede estar perfectamente condicionado por el acierto en esta elección. Si un asesor fiscal, laboral o contable no es capaz de transmitir al empresario o al autónomo la situación real de su empresa o de su negocio pueden sobrevenir las contingencias fiscales y laborales menos deseadas.
Por tanto, a la hora de hablar de la figura del gestor en materia de contabilidad fiscal este no solo se ha de encargar de cumplir con las formalidades legalmente establecidas. Su labor tendría que ir un paso más allá hasta el punto de asesorar al empresario o autónomo sobre la importancia de estas materias, alertándole sobre los peligros que pueden suceder en diversas situaciones.
En este sentido, es muy importante que el empresario conozca sus obligaciones y sus derechos en materia fiscal. No en vano, su patrimonio podría verse perjudicado por una mala gestión de su contabilidad fiscal. Por esta razón, y aun con la presencia de un gestor, tanto el empresario como el autónomo deben disponer de un control sobre la fiscalidad de su empresa o su negocio.
En definitiva, la contabilidad fiscal es un apartado sumamente importante dentro de cualquier empresa o negocio. Llevar un buen control de la presentación de declaraciones y el pago de impuestos es uno de los factores determinantes para el éxito o el fracaso de cualquier iniciativa profesional. De ahí que todo lo relacionado con este asunto debería estar en manos de un asesor.
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