Neurobiología, el Altruismo y la Compasión

Todo comportamiento humano viene de algún lado, de nuestro entorno, de nuestras vivencias pero, primordialmente de la estructura de nuestro cerebro.

Todo es cuestión de perspectiva, lo que nos forma, lo que vemos, lo que sentimos, podríamos decir que es a base de nuestras vivencias y de nuestra percepción por aquello que sentimos, que somos lo que somos, sin embargo, estamos tan concentrados en darle nombre a todo, a identificar a lujo de detalles lo que percibimos que no comprendemos que nuestros cerebros se encuentran en un laberinto en el que intentan encontrar la certeza para darnos estabilidad. Los individuos en su mayoría, estructura imágenes mentales pero, la función, el cómo y la forma en que lo hacemos lo establece nuestro proceso mental, o en todo caso, nuestra neurobiología y la estructura de nuestro cerebro, lo que nos lleva a preguntarnos ¿Qué es la neurobiología?

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 ¿Qué es la neurobiología?

Quizá antes de llegar a hablar de la compasión y el altruismo debemos comprender que es la neurobiología, como se conforma el cerebro y por qué no podemos encontrar dos iguales, el cerebro, como las huellas dactilares, difieren de persona. La neurobiología  es una neurociencia, que se constituye por diferentes ciencias que estudian el cerebro y sus funciones, la neurobiología por su parte, se encarga de estudiar las células que habitan en el sistema nervioso, así como lo que les concierne, como organización, y la funcionalidad con respecto al proceso de información como base para el comportamiento humano. 

Cada cerebro, su desarrollo, contexto, neurobiología, entre otros, son la base de sus diferencias, es lo que conforma de lo que somos y nos forma, nuestros cerebros tienen la capacidad de establecer redes significativas a partir de todo. Por lo tanto nuestra interpretación sobre diversas cosas puede variar, por ejemplo, el altruismo, el cual se toma de referencia pues este ha dado forma a nuestra historia, tanto en aspectos sociales como políticos, teniendo esto en mente, no es de sorprendernos que se establecieran estudios que le involucraron. 

El altruismo se ha convertido en un caso de estudio bastante interesante, pues aunque puede ser algo ambiguo, se ha encontrado que la estructura del cerebro, así como la cantidad de materia gris, varía notoriamente entre los individuos altruistas, de los que no. Para llegar a esta conclusión, años atrás se realizó un estudio en el que a base de juegos (de reciprocidad y de dictador) se analizó a 30 adultos saludables, un estudio aprobado por el Comité de Ética de Zurich. Dicho estudio consistía en presentar a los participantes situaciones hipotéticas en las que tendrían cierta cantidad de recursos para desviarlos a sí mismos o a diferentes asociaciones benéficas, estableciendo la relación entre su estructura neurobiológica, con respecto al altruismo y la compasión.

Somos seres de matices, lo que representamos, lo que nos conforma se encuentra no solo en nuestra vida diaria, o en lo que hacemos, lo que creemos, sino también de nuestro interior y nuestra composición neurobiológica.

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