La lengua es algo que nos une en la misma medida que nos diferencia del resto, nos da un lugar y es, en el mejor de los casos nos hace desenvolvernos en el mundo pero ¿Cómo sería una lengua sin un lenguaje subversivo? Un lenguaje que te puede hacer feliz por el simple hecho de saberlo y expresarte por este medio.
Debemos aceptar que tarde o temprano, y a veces más tarde que temprano, nos encontramos con la certeza de que hemos crecido en la generación de la decepción porque todo es peor de lo que nos prometen y aún así lo afrontamos, aún así nos recordamos una y otra vez que la base de nuestra felicidad consiste en tomar todo como tal y viene, siendo la evolución y digestión de este proceso en lo que consiste “la gramática de la felicidad”
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El estudio de la gramática y de su universalidad, así como la aplicación del uso de la gramática de la felicidad son conceptos que tienen mucho que ofrecer y que pocos por el contexto en el que nos encontramos nos limitamos a aceptarlo, por lo que el concepto de “Gramática de la Felicidad” llega a sonar extraño y poco aplicable en nuestra vida cotidiana, después de todo parece casi inimaginable el hecho de limitar nuestra lengua a lo que nos hace felices.
¿Qué es la gramática?
Antes de adentrarse en la gramática de la felicidad, hablaremos de la base, la gramática, la cual es la rama de la lingüística dedicada al estudio de los principios y regla que marcan los usos de la lengua y la forma en que se estructuran las oraciones, desde su composición como el orden en el que estas deben ser producidas y enunciadas. Esta se divide en cinco tipos de gramática: normativa, descriptiva, tradicional, funcional y formal
¿De dónde surge la idea?
Este concepto no llegó de la nada, fue Daniel Everett, famoso lingüista, que se ha dedicado a estudiar la forma de comunicación de la tribu Piraha del Amazonas, su lenguaje no cuenta con pronombres, colores, tiempos verbales o números dentro de otras cosas, es en la sencillez que su interacción toma fuerza.
¿Cómo es la interacción en “la gramática de la felicidad”?
En palabras de Everett, la tribu Piraha podía comunicarse a través de cantos, silbidos o tarareos, ellos mismos denominan a quienes no hablan su lengua como “Cabezas torcidas” mientras que a los hablantes se les dice “Cabezas rectas”. Viven en el presente sin preocupación alguna por el futuro o el pasado, carecen de conciencia histórica, mitos o dioses o recursividad, una idea contraria a los planteamientos de Chomsky sobre la necesidad de este en el lenguaje, el detalle que nos diferencia de los animales.
La gramática de la felicidad aplicada.
Si aún te queda dudas, podemos encontrar las ideas de la gramática de la felicidad en cuentos y novelas, como lo puede ser en la obra de George Orwell que manejaba la idea de la Neolengua, en la cual se buscaba reducir el lenguaje para limitar y condicionar el pensamiento de los hablantes; por un lado menos drástico y cruel podemos encontrar la forma en que “El Principito” Saint-Exupery trata de transmitir a través de su personaje la forma en que percibe y traduce el significado a sus palabras, dejando la sencillez y practicidad en estas, transmutando las preguntas frecuentes, por las que el quisiese recibir, demostrando su deseo de cambiar lo tangible por lo emocional.
La gramática de la felicidad puede ser un tema complejo, como sencillo, al igual que la búsqueda de esta, lo importante es intentarlo. Si deseas aprender más sobre este tipo de gramática, en CEUPE puedes aprender más en la Maestría de Neuropedagogía en el Ámbito Educativo, en el que se explora la relación multidireccional existente entre las inteligencias múltiples, la atención plena en tramos de edades heterogéneas y la neuropsicopedagogía ¡Escríbenos para más información!
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